Publicado el 16/06/2023 a las 11:00 am. Última actualización el 15/11/2024 a las 08:53 am
En el mundo de los negocios, nunca debemos olvidar que por muy bien que nos vaya, no nos podemos relajar y debemos de estar atentos a los cambios esperados e inesperados, porque éstos, antes o después, ocurrirán.
Uno de los peores errores que se pueden cometer, es pensar que no tenemos competencia o, la que existe, la tenemos controlada y, por tanto, no estar preparados ante posibles competidores hambrientos de su “pedazo de pastel”. Nuestra competencia está pensando en ser mejores que nosotros y, probablemente, haya más de uno que quiera hacer lo que nuestra empresa realiza y consigue. Siempre tendremos competidores que querrán mejorarnos o posibles imitadores que copien nuestras ideas.Por tanto, debemos de conocer a nuestros competidores y estar preparados y vigilantes pero,
¿Qué hacer con una competencia inesperada?
Lo primero es analizarla, saber quién es y qué sabe hacer nuestro competidor. Y, antes de iniciar un análisis detallado, pensar que probablemente sea un imitador que ha visto en nuestra empresa un negocio productivo y rentable. Ésta, sin duda, debe de ser nuestra primera arma, la experiencia, el liderazgo y el saber que, de momento en esta carrera, el primero eres tú. Intentando optar por una posición de liderazgo y no de sumisión o miedo. Entonces,
¿Cómo afrontaremos la nueva “batalla”?
Diferenciándonos. No desde el punto de vista de cambiar y buscar algo distinto, sino apostando por lo que nos hace mejores que el resto, por lo que sabemos y hacemos bien. En este sentido:
– Si nuestra ventaja competitiva del negocio se basa en el precio, podemos actuar vía:
- Estrategia de reducción de precios, siendo más competitivos si cabe.
- Estrategia de aumento de cantidad o servicio, al mismo precio.
– Si nuestra ventaja competitiva del negocio se basa en la diferenciación de nuestro producto, podemos pensar en mejorarlo más si cabe, apostando por:
- Innovación mejora y funcionalidad.
- Calidad y disponibilidad.
- Servicio post-venta y atención al cliente.
Fidelizando a los clientes.Tanto a nuestra cartera actual como a los potenciales. Interiorizando en nuestro diario quehacer, que más allá de un buen trabajo, el cliente debe ser nuestra principal preocupación.
Analizando nuestros balances.De nada nos valdrá tener un buen producto o dar un buen servicio si desatendemos nuestras finanzas o no invertimos de manera coherente, por no hablar de que nuestra situación financiera es uno de nuestros mejores avales ante nuestros clientes y proveedores.
Comunicando e informando. El precio o calidad de nuestra gama de productos o servicios debe de ser conocida en base a una estrategia publicitaria y campañas online y offline bien definidas, intentando vender lo que hacemos de la mejor manera posible, logrando el impacto buscado en nuestro público o cliente objetivo. Apostando siempre por nuestra marca como mejor bandera y enseña de reconocimiento.
Mientras veamos y aceptemos a nuestra empresa como un ente en movimiento, con capacidad de innovación y creación. La competencia venga de donde venga, la aceptaremos como un aliciente y no como un problema, hacia la búsqueda de la excelencia.
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