Un aspecto en común de las empresas de éxito más competitivas, independientemente de su tamaño, son la comunicación eficaz y la retroalimentación constante, traduciéndose también en un ambiente de trabajo saludable y productivo.
Por una lado, las organizaciones son capaces de transmitir información de manera clara y precisa, y por otro, pueden recibir y dar retroalimentación constructiva que incide directamente en la mejora de la empresa.
Retroalimentación en la cultura de la empresa
La retroalimentación es un componente esencial para el crecimiento y el desarrollo, tanto a nivel individual de cada trabajador como de los procesos de la propia empresa.
La empresa que quiera orientarse internamente para aprovecharse de la retroalimentación, debe fomentar que los colaboradores de cada trabajador den su visión -constructiva- de su desempeño, sus acciones y sus actitudes ante el trabajo, intentando aislar el pensamiento hacia las personas y centrándose en el puesto de trabajo en sí.
Obtener información a través de los empleados no solo ayuda a identificar áreas de mejora, sino que también fortalece las relaciones dentro del equipo y promueve un sentido de pertenencia y confianza; si se hace bien, claro.
Beneficios de la retroalimentación
La retroalimentación constante ofrece una serie de beneficios, tanto para los empleados como para la empresa en su conjunto. Los principales beneficios son:
Mejora del rendimiento. Al proporcionar retroalimentación regular, los empleados tienen la oportunidad de identificar aquello en lo que pueden mejorar y recibir orientación sobre cómo hacerlo.
Variedad de visiones y opiniones. Se rompe, en cierta forma, con las opiniones jerárquicas, que normalmente vienen de arriba a abajo, donde pueden darse visiones sesgadas del desempeño de los trabajadores por parte de los mandos intermedios.
Mayor compromiso. Cuando los empleados se sienten escuchados y valorados, están más comprometidos con su trabajo y con los objetivos de la empresa.
Desarrollo profesional. La retroalimentación ayuda a los empleados a identificar sus fortalezas y debilidades. Esto les permite mejorar y poder trabajar de forma individual el desarrollo de habilidades, lo que, si se enfoca bien puede suponer avances en sus carreras profesionales.
Avanzar en la participación de los empleados. Quizá no hay que detenerse sólo en la retroalimentación, y subir un peldaño más, y facilitar la participación de los empleados en la toma de decisiones. Primero se les escucha y después se les involucra activamente en el proceso de toma de decisiones.
Sentido de pertenencia. Que el empleado se sienta escuchado no solo promueve un sentido de pertenencia y compromiso, sino que también puede conducir a una mayor innovación y creatividad dentro de la empresa.
Conocimiento colectivo. Al involucrar a los empleados en el proceso de retroalimentación, se aprovecha el conocimiento y la experiencia colectiva del equipo, lo que puede llevar a soluciones más efectivas y a la implementación de cambios positivos.
Cómo promover una comunicación efectiva y la retroalimentación
Pasar del dicho al hecho no es fácil, aunque las pequeñas empresas pueden empezar utilizando algunas de las siguientes estrategias:
Establecer canales de comunicación claros y accesibles
La comunicación interna debe estar bien definida, ya sea a través de reuniones regulares -y eficientes-, correos electrónicos o herramientas de colaboración en línea. Es importante proporcionar a los empleados diferentes formas de comunicarse con sus supervisores y compañeros de trabajo. Para que tenga un desarrollo adecuado, se debe estudiar bien cuáles serán las formas de comunicarse, así como las herramientas a utilizar.
Fomentar un ambiente de confianza
Los empleados deben sentirse cómodos al expresar sus ideas y preocupaciones sin temor a represalias o a generar problemas con sus colaboradores internos. Promover una cultura de confianza, de trabajo en equipo es esencial para fomentar una comunicación efectiva y una retroalimentación constructiva.
Ofrecer formación en habilidades de comunicación
Para el cambio de la cultura de la empresa se deberá proporcionar a los empleados la posibilidad de formarse en habilidades de comunicación. Esto ayudará a mejorar la forma en que se expresan y reciben información, lo que a su vez puede conducir a una comunicación más efectiva en toda la empresa.
En definitiva, apostar por la comunicación y la retroalimentación, se puede fortalecer a las empresas y construir un ambiente de trabajo que fomente el crecimiento, la innovación y el desarrollo tanto a nivel individual como de la empresa.