En el mundo empresarial la planificación fiscal es una pieza clave del éxito de cualquier negocio. Es importante en todos los procesos del negocio, pero especialmente en las áreas fiscal y contable, interrelacionadas entre sí, de forma que si no se hace correctamente puede generar pérdidas de oportunidad y la toma de malas decisiones en la gestión de la empresa.
Objetivos de la planificación fiscal y contable
La planificación en sí, busca la consecución de objetivos, que sean medibles y alcanzables. Las empresas normalmente plantean una serie de objetivos en su planificación, entre los más comunes y relevantes se encuentran los siguientes:
- Mejorar la rentabilidad de la empresa.
- Cumplir con las obligaciones y trámites fiscales y contables.
- Mantener en buen estado la salud económica y financiera de la empresa
- Aprovechar las oportunidades que ofrece la normativa para aprovecharnos de deducciones, bonificaciones o subvenciones.
- Estandarización de procesos de las áreas fiscal y contable.
- Minimizar los errores y sanciones de la empresa.
La empresa, desde el punto de vista práctico del proceso de planificación, llegará a estos objetivos como fruto de haber realizado un diagnóstico interno y externo de la empresa, que puede ser un sencillo DAFO, para después generar las estrategias a desarrollar mediante la elaboración de un CAME.
Estrategias para reducir la carga impositiva
Una de las principales estrategias a desplegar para cumplir estos objetivos es la reducción de la carga impositiva que soporta la empresa.
No hay que perder de vista que los impuestos son una de las principales cargas de las empresas, ya que afecta directamente a un porcentaje importante de los beneficios que obtienen, por lo que todo lo que se haga de intentar reducir ese porcentaje de impuestos redundará en unos mejores resultados económicos del negocio.
En este sentido, una buena planificación fiscal, permite optimizar esta carga y maximizar los recursos disponibles. Las principales estrategias para reducir los impuestos son:
Identificación de deducciones fiscales
La identificación de deducciones fiscales aplicables a nuestra empresa permite anticiparse y poder tomar decisiones de inversión o de aplicación de gasto en el día a día de la empresa.
Para esto es necesario realizar una revisión exhaustiva de la normativa – cambiante continuamente – ya que tanto en el Impuesto de la Renta de las Personas físicas (IRPF) como en el Impuesto de Sociedades (IS) existen deducciones para inversión, para innovación, para la creación de empresas o por el hecho de generar empleo.
El principal problema: la normativa varía mucho y no hay seguridad futura. Por esto, es conveniente o estar muy al día o apoyarnos mucho en nuestra asesoría fiscal, de forma que nos preste un servicio personalizado de análisis de todas las deducciones disponibles y futuros cambios y cómo podemos aprovecharlos en nuestra empresa.
Tener una estructura en la empresa adecuada
Uno de los principales aspectos de la planificación, lleva consigo el tipo de empresa que somos. En la planificación, si todavía no hemos creado la empresa, una de las decisiones más importantes es el tipo de empresa: si eres autónomo o sociedad limitada. Parece una decisión sencilla, pero que afecta directamente a la fiscalidad posterior de la empresa.
Si una vez estamos funcionando como autónomos tendremos que valorar cual es el mejor momento para transformarnos en sociedad, o tomar decisiones en cuanto al crecimiento a llevar en las distintas áreas de la estructura de la empresa, para que tanto las inversiones como la contratación del personal estén integradas en la estrategia fiscal.
Estrategias para mejorar la gestión y la rentabilidad
Desde la perspectiva de la planificación contable se pueden sentar las bases garantizar la salud financiera a largo plazo de una empresa, pudiendo realizar algunas de las siguientes estrategias para mejorar la rentabilidad
- Realizar un análisis de costes. Esto permitirá identificar las áreas de mejora donde poder reducir los costes y eliminar gastos innecesarios. Esta labor debe hacerse de manera regular fijando periodos de revisión.
- Presupuesto y previsiones financieras. Es la forma ordenada y planificada de cumplir con los objetivos económicos y financieros, por lo que se deben establecer los procesos tanto para la creación y seguimiento del presupuesto, así como para el análisis de las desviaciones.
- Gestión del cash flow. Es uno de los principales aspectos a vigilar, ya que se trata de intentar acelerar el cobro y reducir los pagos, de forma que tengamos una situación de liquidez holgada.
- Automatización de informes y cuadros de mando. La contabilidad bien planificada y ejecutada se debe realizar con informes automatizados y de forma contínua, contribuyendo a la toma de decisiones, de forma que se reduzcan la posibilidad de errores y se cumpla con los requerimientos de la normativa contable.
Con todo esto, debes entender que la planificación fiscal y contable es crucial, sobre todo para las pequeñas empresas, ya que les permite optimizar su carga impositiva y sacarle mejor rendimiento a sus escasos recursos. Al identificar deducciones fiscales y mejorar sus procesos internos pueden mejorar su rentabilidad y mantener una posición financiera sólida.